Óscar Ugarte: “Donde los inversores clásicos no están, ahí nos toca estar a nosotros.”

No es solo una declaración de intenciones, es una manera de entender el papel del capital en la transformación de un territorio. En un momento donde el dinero se mueve más rápido que las ideas, Ugarte defiende que la inversión no es un fin, sino una herramienta de impacto social y económico.

El modelo de SEED Capital Bizkaia no se basa en buscar unicornios, sino en acompañar proyectos reales. Startups, cooperativas, fondos de impacto o pymes que apuestan por quedarse y crecer en Euskadi. “Financiamos la fase más compleja: la semilla. El momento donde el riesgo es máximo y la confianza lo es todo”, explica Ugarte. Esa mezcla de visión pública y agilidad privada convierte a Bizkaia en un laboratorio de innovación financiera: una colaboración público-privada que mide el éxito por el empleo, el talento y la huella local, no solo por los múltiplos de salida.

Cada inversión cuenta una historia. Una empresa que apuesta por la inclusión social, un proyecto tecnológico en fase crítica, una startup industrial con alma global. Por eso, desde Beaz se han creado fondos que miden el impacto real en la sociedad: cómo cambia la vida de las personas empleadas, qué huella ambiental deja cada proceso, qué retorno intangible genera el acompañamiento. “Publicamos cada año informes de impacto. Queremos transparencia, trazabilidad y responsabilidad. No vale solo decir que invertimos bien: hay que demostrarlo”, subraya Ugarte.

El ecosistema emprendedor de Euskadi está creciendo, pero el reto es mayúsculo: atraer talento, consolidar empresas y crear una cultura inversora sólida. Ugarte lo resume con una idea que podría ser titular de toda una estrategia:

“El futuro de Bizkaia no depende de tener más startups, sino de tener más empresas que apuesten por quedarse.”

Su mirada combina experiencia, serenidad y urgencia. Sabe que la transformación no se decreta; se construye cada día, con decisiones pequeñas que cambian realidades grandes. Y en un tiempo en el que muchos fondos buscan velocidad, él reivindica la paciencia, la coherencia y el propósito como activos estratégicos.

Lo que hace diferente a SEED Capital Bizkaia no está en sus cifras, sino en su método. Acompañar a los equipos, entender sus dolores, asumir que el capital sin acompañamiento no transforma. “Nosotros no invertimos solo en empresas; invertimos en personas, en ideas que todavía no tienen forma, pero que tienen verdad.”

Y quizá ahí esté la clave del futuro económico de Euskadi: apostar por lo cercano, sin miedo a pensar en grande. Invertir no solo para ganar, sino para arraigar, transformar y dejar huella.

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